lunes, 8 de noviembre de 2010

Rescates - 25 Festival de Cine Mar del Plata

RESCATES


"Las tierras blancas" / White Lands, de Hugo del Carril – Argentina – 1959

El título designa a la aridez, en este caso de una zona de Santiago del Estero, que aleja a los campesinos de la tierra y los arrastra a los márgenes de ciudades y pueblos, donde la necesidad los hace presa fácil del alcohol, el delito o la política. Éste es el recorrido que en la primera parte del film sigue un campesino (Ricardo Trigo) obligado a mantener a su familia, mientras en la segunda parte otro hombre que ya ha sido víctima (Hugo del Carril) elige una forma de rebelión individual. El film se anticipa a otros títulos emblemáticos de la generación del ’60 (Shunko, Los inundados) en su denuncia de la ausencia institucional (o de su hostilidad), en su denuncia de la baja política y en la honestidad brutal con que articula tema y forma cinematográfica. Se cuenta entre las mejores películas de Del Carril, es decir, del cine argentino. El negativo de este film se perdió tras el cierre de los laboratorios Alex en 1995 y no se conocían copias en buen estado hasta que una en 35mm fue encontrada en el Museo del Cine “Pablo Ducrós Hicken” en 2008. De la misma se obtuvo primero un internegativo, para garantizar su preservación, y luego la copia nueva que se proyectará en el Festival.

Australia: Tan lejos, tan cerca

"Hombre sin mañana" / Wake in Fright de Ted Kotcheff – Australia / Estados Unidos – 1971

Casi cuatro décadas tuvieron que pasar para que la película seminal en el boom setentista del cine australiano –lo supimos gracias a Not Quite Hollywood, documental exhibido aquí hace dos años– resucitara en toda su gloria. Estrenado en Cannes 1971 y luego lanzado internacionalmente bajo el título Outback, el film de Kotcheff fue el gran clásico perdido del cine de la isla hasta la aparición providencial de una copia completa y en buen estado en Estados Unidos, dentro de un contenedor con la etiqueta “Para destruir”. No sin paradoja, esta adaptación de la novela homónima de Kenneth Cook narra justamente la historia de un hombre perdido y destruido; un joven profesor esclavizado por su trabajo en el inhóspito Outback australiano que cree encontrar la solución a sus problemas en “The Yabba”, el pueblo desde donde debe viajar a Sidney. Entre alcohólicos, violentos y suicidas en todas sus combinaciones, John Grant pierde todo lo que tenía, hasta su humanidad, y la escala de una noche se convierte en una pesadillesca temporada en el infierno.




"Enigma en Paris" / The Cars that Ate Paris de Peter Weir – Australia – 1974

Los primeros minutos del primer largo de Weir se nos lanzan encima como una publicidad, con su sucesión de soleadas imágenes de pareja, de lujoso descapotable, de plácido paseo rural. Pero el sueño de falsa felicidad no tarda en estrellarse: el vehículo se desbarranca y de pronto estamos en París, el pueblito/valle al que van a parar todos los autos desbarrancados. El retrato de lo que hay ahí abajo –una comunidad cerrada que se alimenta de los accidentes ruteros que ella misma provoca de manera sistemática– funciona como una despiadada (y algo enajenada) sátira social sobre el desconocimiento y temor del interior profundo (quizá el mismo que inspiró films como La violencia está en nosotros, o La colina de los ojos malditos), asimilando traumas y obsesiones de su época y, en particular, esa locura por los autos que en plena crisis petrolera encontró su máxima expresión en Mad Max. Como otros films del renacimiento del cine australiano del que fue puntal, Enigma en París consiguió sacudir cierta corriente noción de tranquilidad con las mejores armas del sensacionalismo y la clase B.






"Te llamaré Caddie" / Caddie de Donald Crombie – Australia – 1976

Primera entrega de la que más tarde sería interpretada como una trilogía de films feministas realizados durante los setenta (junto a The Getting of Wisdom y Mi brillante carrera, también incluida en esta sección), Te llamaré Caddie es la historia prototípica de una mujer en contra de la corriente de su época. Separada por decisión propia de un esposo infiel, con dos hijos a su cuidado pero sin derecho a reclamar ayuda, Caddie se ve obligada a aceptar trabajo como camarera en un pub de los años veinte, donde la situación laboral incluye todo tipo de maltratos. A través de una correcta ambientación de época y la elección de Helen Morse en el papel protagónico, Donald Crombie logró un retrato inteligente sobre una heroína independiente, que no sólo expuso las situaciones cotidianas de la mujer de manera indirecta sino, también, sin comprometer su feminidad.

"Asalto al camión blindado" / Money Movers de Bruce Beresford – Australia – 1978

El mismo día en que uno de sus camiones blindados es atracado por varios tipos que llevan puestas caretas de goma, el dueño de una oficina contable multimillonaria recibe una nota anónima avisándole que pronto irán tras el dinero de su establecimiento. Desesperado, llama a la policía; sin darse cuenta de que, con o sin placa, todos parecen estar detrás del golpe. Lo que sigue en Asalto al camión blindado se intuye fácilmente: una escalada de violencia en la que, sólo por el placer de citar la publicidad original, “los que tienen suerte solo pierden los dedos de los pies”. Bruce Beresford no necesitó nada más que esta trama policial genérica para construir un relato criminal de idas y vueltas, con un punto de vista cínico y un clima agobiante que recuerda a las mejores películas de masculinidad amarga de Jean-Pierre Melville. Pero con mucha, mucha más sangre.





"The chant of Jimmie Blacksmith" / El canto de Jimmie Blacksmith de Fred Schepisi – Australia – 1978

Jimmie Blacksmith es un aborigen australiano criado por una familia blanca durante el cambio de siglo. Desde su infancia, su vida ha reflejado este choque de posturas y comportamientos, alternando entre rituales de iniciación silvestres y la formación cultural/religiosa del viejo continente. Ya de grande, frustrados sus intentos por abrazar ambas tradiciones, decide probar suerte en el mundo de los blancos, en el cual no parece haber mucho más que maltrato y explotación. Cansado y con una familia a cuestas, Jimmie intenta hacerse respetar de todas las maneras posibles, casi sin darse cuenta de que pronto habrá dejado un sendero de sangre detrás suyo. A mitad de camino entre la nueva ola australiana y el cine de género, la segunda película de Fred Schepisi incorpora el conflicto colonial en un relato estructurado de acuerdo a la mejor tradición del cine de persecución de forajidos populares de los setenta; esa que va de Pasajeros profesionales de Scorsese, a Badlands de Malick, sin olvidar al Juan Moreira de Favio.





"Mi brillante carrera" / My Brilliant Career de Gillian Armstrong – Australia – 1979

Basada libremente en la novela semiautobiográfica de Miles Franklin, la película de Armstrong sigue las tribulaciones de Sybylla Melvyn (Davis), hija mayor de una empobrecida familia rural, un espíritu libre decidido a desligarse del mandato patriarcal de fines del siglo XIX –matrimonio e hijos– sobre una convicción inamovible: “Siempre supe que nací para ser escritora”. Alguien ha dicho que la protagonista de este film –el primer largometraje dirigido por una mujer en Australia en más de 40 años– fue una suerte de Jane Eyre al revés, que se resiste al casamiento pero no reniega del todo del romanticismo; y esa tensión entre ímpetu y vulnerabilidad, autodeterminación y sexualidad, encontró su expresión perfecta en la por entonces ignota Davis. La repercusión internacional de la película puso al cine australiano en el mapa mientras proporcionaba lecturas de militancia feminista que serán objeto de discusión pero que sin duda inspiraron a la generación a la que pertenecen Samantha Lang, Jocelyn Moorhouse y Jane Campion.






"Después de la emboscada" / Breaker Morant de Bruce Beresford – Australia – 1980

Al igual que gran parte de la producción de la nueva ola australiana, Después de la emboscada está basada en un suceso real: durante la Segunda Guerra de los Bóers, en la que Australia luchó bajo comando británico para combatir a los colonos sudafricanos provenientes de los Países Bajos, tres tenientes son arrestados y sometidos a una corte marcial por el asesinato de prisioneros enemigos. El hecho de que hayan cometido los crímenes siguiendo órdenes directas del mismo consejo de guerra que más tarde los condenaría a muerte parece no importarle demasiado a ninguno de los involucrados. Una paradoja sin respuesta, que el Mayor Thomas, abogado defensor, tratará de comprender a lo largo del proceso, para finalmente reflexionar que “las barbaridades de la guerra son raras veces llevadas a cabo por gente anormal… lo trágico de la guerra es que estos horrores son perpetrados por gente normal en situaciones anormales”. Este austero sexto largometraje de Beresford muestra a un cineasta ya consumado, que pocos años más tarde trasladaría sus inquietudes y exploraciones a Hollywood.




"Cocodrilo Dundee" / Crocodile Dundee de Peter Faiman – Australia – 1986

Parte del inconsciente pop de cualquiera que haya atravesado la década del ’80, el Michael J. “Cocodrilo” Dundee de Paul Hogan sigue siendo citado y homenajeado en comedias aparentemente a años luz de su humor directo y campechano, como Arma fatal o Una guerra de película. Las nuevas generaciones, entonces, deberían saber que la primera entrega de esta saga tremendamente exitosa terminó de formular el arquetipo del australiano semi-salvaje pero querible; capaz de protagonizar mil hazañas selváticas sin perder el sombrero, pero ignorante absoluto de los misterios del bidet o la cama de dos plazas. Primero en el Outback y luego en Nueva York –dos junglas de distinta naturaleza–, la rutina clásica del choque cultural entre Dundee y la periodista Sue Charlton funciona igual de bien. Los iniciados, por su parte, podrán reencontrarse con el impactante paisaje australiano de la primera mitad del film, con one-liners clásicos como “Eso no es un cuchillo; ESTO es un cuchillo” y, claro que sí, con el inolvidable cola-less de Linda Kozlowski.



"La prueba" / Proof de Jocelyn Moorhouse – Australia – 1991

Bizarro reto se impuso Moorhouse: contar con sensibilidad (pero sin tragedia), con humor negro (pero sin ridículo), la historia de un fotógrafo… ciego. El relato se mueve por momentos en el registro del thriller –como queda magistralmente probado en la escena del parque–, ya que su protagonista es, más que su aparente paradoja, un hombre emocionalmente blindado que desconfía de todo y de todos. Privado de la vista de nacimiento, Martin intuyó desde su infancia que aquello que su madre le describía a través de la ventana podía no ser verdadero, y desde entonces la fotografía le proporciona pruebas del mundo sensible que le fue negado. Su casi único contacto social y personal es la agresiva relación que mantiene con su ama de llaves, hasta que conoce a Andy (un delgado Russell Crowe pre-Hollywood), y éste se convierte en la tercera punta de un triángulo de celos, control y tensión sexual. En el papel de Martin, muchos reconocerán a Hugo Weaving y ese talento para inquietar que una década después imprimiría al agente Smith de la saga Matrix.


0 comentarios:

Publicar un comentario

LinkWithin