martes, 2 de noviembre de 2010

Panorama - 25 Festival de Cine de Mar del Plata

Ya se encuentra toda la programación disponible, por ahora sin horarios ni fechas de proyección. Pero pueden descargar la grilla de películas en el siguiente link:

Sección: Panorama"Amigo" de John Sayles – Estados Unidos

Cerca del 1900, durante la Guerra Filipino-Estadounidense, una guarnición del ejército norteamericano al mando del teniente Compton es enviada a “proteger” San Isidro, una remota región de las Filipinas. Compton es justo y solidario, pero su misión allí es pacificar la zona, no hacer felices a los nativos. Como resultado directo de esta invasión, ninguna de las partes puede comprender ni confiar en la otra, pero se ven obligados a cohabitar, tratando de sobrevivir en medio de una “guerra sucia” que pronto dividirá a todo el pueblo. “Siempre me ha interesado saber cómo se comportan las personas en situaciones extremas, a veces imposibles. Es la esencia del drama y he explorado este tipo de crisis en casi todas mis películas”, señaló John Sayles sobre Amigo, un film al cual es difícil no pensar como respuesta a las intervenciones recientes del ejército de su país en Irak y Afganistán. Es que, como se viene diciendo hace tiempo, Sayles representa, dentro del cine independiente norteamericano, la voz de la conciencia.





"Amor de Madres" de Rodrigo García – Estados Unidos / España

Rodrigo García continúa su exploración del universo femenino; o, más precisamente, de la complejidad de las vidas, sentimientos y vínculos de las mujeres. En Amor de madres esa fascinación se centra en las relaciones entre madres e hijas, y se hace triple. Por un lado está Karen (Annette Bening), quien a los 14 cedió a la presión de su propia madre y abandonó al bebé que había dado a luz. Por otro, esa niña, Elizabeth (Naomi Watts), ahora una abogada ambiciosa que usa el sexo para atraer a los demás, pero también como una forma de castigarlos por aquel abandono. Y por último, Lucy (Kerry Washington), quien no puede quedar embarazada y busca adoptar, mientras su madre la apoya e incordia en partes iguales. Desplegadas sobre el fondo de una Los Angeles teñida de melancolía, las tres historias se entrelazan paciente, sutilmente, sin el determinismo cósmico ni los exabruptos del cine de González Iñárritu (productor ejecutivo de la película) pero con una certeza aprendida de él: que ahí afuera puede haber alguien que, sin saberlo, vaya a cambiar nuestras vidas para siempre.






"Fin" de Luís Sampier - España

Tres jóvenes (Iker, de 18; Ana, de 17; Ramia, de 15) se conocen a través de internet; y, sin saber que son muy diferentes el uno del otro, organizan encontrarse y llevar adelante un plan juntos. Al principio las diferencias, como suele suceder, complican todo: Iker –malcriado, frío hasta la crueldad– creía que detrás de los nicks “Mishima” y “Manson” había dos chicos, y se niega a emprender con mujeres el viaje al bosque que requiere el plan; mucho menos si una de ellas usa velo. Pero la mediación de la reservada Ana termina por funcionar, y allá van los tres, rumbo a la muerte joven. Porque el plan, digámoslo ya, es quitarse la vida juntos dentro de un auto. La incomunicación, la apatía y la banalidad de la muerte a los ojos de una generación vacía (y naturalmente insatisfecha con ese vacío) son algunos de los temas que recorre la última película de Sampieri: un viaje tenso, dramático, silencioso a través de un camino que no tiene retorno.





"El Gran Vázquez" de Oscar Aiba - España

Barcelona, años sesenta. Es primavera, y Vázquez respira la vida a pleno pulmón. Sus personajes –Las Hermanas Gilda, Anacleto, La Familia Cebolleta...– triunfan entre las historietas de la Editorial Bruguera. Mientras, el mejor dibujante de España disfruta de lo que quiere cuando quiere, no paga nada, esquiva con ingenio a sus acreedores, burla y tima a sus jefes y se casa alegremente, coleccionando una familia tras otra. Hasta que un gris contador de su editorial decide ponerlo en vereda. No será fácil: para Vázquez, la vida es una fiesta en la que hay que colarse sin invitación. Una interpretación inolvidable de Santiago Segura eterniza en la pantalla –con media sonrisa y un cigarrillo colgando de la boca– a Manuel Vázquez Gallego (1930-1995), un personaje cuya vida real parece pertenecer más al universo de la historieta que su propia, fantástica obra. Tanto que, como en Esplendor americano, sus creaciones saltan de las páginas de los “tebeos”; sólo que, en vez de mortificarlo, lo alientan a seguir con sus artimañas y mentiras, contra todo y contra todos.





"The Hairdresser" / Die Friseuse / La peluquera de Doris Dörrie - Alemania

“Lo que vendemos acá es belleza y vos no sos bella, querida”, le espeta a Kathi la dueña del salón ubicado en el moderno centro comercial. En otras palabras, que está demasiado gorda para trabajar allí. Pero ella no se deja amilanar y parte al otro lado de Berlín, al distrito de Marzahn, en el cual creció, y decide –como quien ya no tiene nada que perder y en lugar de moderar sus ambiciones las eleva a su máxima expresión– abrir su propia peluquería. Ahora sí: instalada con su hija en un diminuto departamento de la era socialista, nada debería interponerse entre ella y su sueño; aunque esto signifique hacerle frente a autoridades, bancos y burócratas varios, siempre al acecho. Todo un viaje para Kathi (una revelación: Gabriela Maria Schmeide) y también para Dörrie, quien por primera vez filma con guión ajeno y asume su exploración del Este –herencia, nostalgia y lastre, todo a la vez– como quien se adentra en territorio exótico, o incluso da un salto en el tiempo. Recomendación: a no perderse los créditos finales y su divertido “ballet de los peluqueros”.





"Inside Job" / Delito Interno de Charles Ferguson – Estados Unidos

Esta película intenta describir el panorama completo de una cuestión sumamente importante y actual: la peor crisis financiera desde la Gran Depresión. Una crisis que fue totalmente evitable; de hecho, en los 40 años que siguieron a las reformas tras la Gran Depresión, los EE.UU. no sufrieron ni una sola crisis económica. Sin embargo, la progresiva desregulación del sector financiero desde la década de 1980 dio lugar a una industria cada vez más criminal, cuyas "innovaciones" han producido una sucesión de crisis financieras. Cada una ha sido peor que la anterior, y en cada una menos gente fue presa. En este caso, nadie ha ido a la cárcel, a pesar de los fraudes que dejaron pérdidas billonarias. Espero que esta película permita a todos entender la naturaleza fundamental y las causas de este problema. Y que, más allá de las opiniones políticas de cada espectador, después de ver el film todos acordemos en la importancia de recuperar la honestidad y la estabilidad para nuestro sistema financiero, y de pedir explicaciones a quienes lo destruyeron.





"I Wish I Knew" / Hai shang chuan qi / Ojalá hubiera sabido, de Jia Zhang-ke – China, Holanda

Jia Zhang-ke es, junto a Wang Bing, el cineasta chino que probablemente más se focalizó en los cambios que ha atravesado el país en las últimas dos décadas. Pero atención: hondo no implica transparente. Jia trabaja un sistema de capas donde la más explícita es en realidad la más ambigua; por eso sus películas no tienen nada de denuncia, sino la forma de una ensoñación entre desencantada y esperanzada. I Wish I Knew aparenta ser un documental sobre la historia de Shanghai en los últimos dos siglos. De eso hablan los entrevistados, de la gran ciudad portuaria y tecnológica que representa el mayor polo productivo de la China actual. Pero Jia construye en simultáneo una historia del cine de Shanghai, donde conviven Spring in a Small Town, Hou Hsiao-hsien, Antonioni y Wong Kar-wai, y a la vez una historia del viraje del comunismo al capitalismo, y todo un sistema de pequeñas historias que, elusivamente, construyen la Gran Historia, sin cesar de reflejarse en el perfil enigmático de Zhao Tao, la musa de Jia que atraviesa, en silencio, paisajes de vidrio y metal donde nada queda ya del pasado.





"Megamind" /Megamente de Tom McGrath – Estados Unidos

Todo es grandote en la nueva película animada en 3-D de la factoría Dreamworks, desde su mega elenco –a saber, en orden de gracia: Will Ferrell, Jonah Hill, Tina Fey, David Cross y Brad Pitt– hasta la mega cabeza azulada de su protagonista interplanetario, Megamente. Y en el medio, el mega relato de redención de un villano que vence al héroe, se aburre del éxito del Mal ("ser el mejor en lo peor, toda una misión cumplida", cantan los 107 Faunos en una canción que bien podría estar en la banda sonora), crea a una nueva figura del orden para volver a tratar de vencerla, ve cómo ese nuevo héroe se vuelve villano y, finalmente, decide tomar el papel de héroe para detenerlo. Sí, todo eso y un par de cosas más ocurren en el regreso de Ferrell al cine de animación después de su participación en Jorge el curioso, de la mano del codirector de Madagascar, Tom McGrath. Después de ver Megamente uno podría decir, contradiciendo ese lugar común utilizado en la crítica, que en el cine de animación "más es (definitivamente) más".





"La noche que no acaba" de Isaki Lacuesta – España

Hubo un tiempo en que España se enamoró de Ava Gardner. El romance fue mutuo: ella llegó al país por primera vez en 1950, para filmar Pandora con James Mason, pero volvió a los pocos años sabiendo que Madrid le daría alivio a su tristeza, y allí dio pie a una leyenda en la que juegan papeles protagónicos y secundarios toros, toreros, amantes diversos y grandes cantidades de alcohol. Basada en el libro Beberse la vida: Ava Gardner en España, de Marcos Ordóñez, apoyada en un trabajo de archivo enorme y testimonios reveladores, La noche que no acaba rastrea el paso de la femme fatale morocha por España, reconstruyendo un rompecabezas compuesto de fragmentos del mito y otros de una mujer bien real y vulnerable, y haciendo dialogar a la joven que llegó en pleno franquismo con la actriz mayor –acaso ya otra persona– que filmó una de sus últimas películas en esa misma tierra, 35 años después. Y encuentra a todas esas mujeres que confluyen en la que alguna vez, hastiada de la vida hollywoodense, encontró descanso y liberación en la oprimida pero vital España de mediados del siglo XX.






"Never Let Me Go" / Nunca me abandones de Mark Romanek– Reino Unido, Estados Unidos

Kathy, Ruth y Tommy son amigos desde la infancia. Allá por 1978 concurrían al internado Hailsham; una institución singular, prácticamente un orfanato, aunque con algunas reglas curiosas: no había televisión, radio ni periódicos, tan sólo musicales de la década del '30. Sin embargo, lo que más ha marcado sus recuerdos del predio es que sus alumnos tenían estrictamente prohibido salir de él, bajo la amenaza de que las cosas más terribles los esperaban en el exterior. Sin figuras paternas o maternas en las cuales refugiarse, los tres amigos estaban en manos de los demás. Al menos hasta cumplir los 18 años, y que les fuera revelada la verdad acerca de su destino. Una verdad tan terrible que parece inescapable. Romanek crea el retrato complejo y claustrofóbico de un mundo distópico, mientras que emula con precisión la delicada prosa de Nunca me abandones, la laureada novela de Kazuo Ishiguro que sirve de partida para esta fábula triste; un film en el que reinan la belleza sutil, la melancolía y la introspección.





"Revolución – El Cruce de Los Andes" de Leandro Ipiña

A varias décadas de las películas históricas basadas en la vida del General San Martín (El Santo de la espada, El general y la fiebre), y a manera de celebración del Bicentenario, Leandro Ipiña toma distancia de los puntos de vista acostumbrados en este nuevo film sobre el Libertador, producido por el canal Encuentro junto con Canal 7 y protagonizado por Rodrigo de la Serna. "Tratamos de evitar ese acartonamiento, esa cosa de Kapelusz ilustrado. Buscamos contar la historia desde otro lado", confiesa su director, acerca de las particularidades de su aproximación a la hazaña trasandina de 1817. Narrada por un anciano que en su juventud fue amanuense de San Martín y en el 1880 del relato malvive en una pensión, la película entrelaza el interés intimista de su narración con un despliegue visual de dimensiones avasallantes. Como haciéndose cargo de esa dualidad ontológica sanmartiniana: la razón que dicta la fuerza, la fuerza que dirige la razón.






"Sangre, simplemente sangre" / San qiang pai an jing qi / A Woman, a Gun and a Noodle Shop de Zhang Yimou – China / Hong Kong

Sí, una chica y un revólver es todo lo que se necesita, como postula Godard, pero la nueva ola que remonta Zhang Yimou en su primer largometraje desde La maldición de la flor dorada es otra: la que 26 años atrás iniciaron los hermanos Coen en el cine norteamericano con su ópera prima Simplemente sangre. En esta improbable remake (de un film que abrevaba, a su vez, en Dashiell Hammet y en James M. Cain), el universo neonoir de inspiración clásica se ve traducido a un estilizado retrato del pasado feudal según las pautas –los colores vivos, el sofisticado vestuario, la deliberada artificiosidad de la ópera– del cine chino de género; y trocando bar texano por local de fideos en ambientes similarmente rocosos. Pero ahí están, de nuevo, el marido amargo y celoso, su mujer, el amante de ésta y el detective contratado para eliminar a la pareja adúltera. Y ahí está también el arma, pieza clave, y en este caso exótica, pero igualmente cargada de fatalidad. Probando una vez más el carácter universal, capaz de atravesar culturas y épocas, de las mejores fábulas.






"Submarino" de Thomas Vinterberg – Dinamarca / Suecia

Aún sin haber terminado la primaria, Nick y su hermano pequeño han sido endurecidos por la pobreza, el abuso y el alcohol. Pero estos muchachos todavía encuentran dicha en su hermano recién nacido. Alegremente, compensan las deficiencias de su negligente madre alcohólica y le dan al niño el cuidadoso trato que todo infante merece. Aunque efímero, este rayo de esperanza los perseguirá hasta bien entrada la adultez. Afligido y malhumorado, ya entrado en los treinta, Nick vive en un barrio malo. Hace pesas y toma cerveza para mitigar sus recuerdos dolorosos y la soledad. Encuentra algo de consuelo con la desteñida belleza de Sofie y el inestable Ivan, hermano de su ex novia. Nick todavía no pudo superar que Ana lo haya dejado dos años atrás; un hecho que lo hizo estallar tan violentamente como para mandarlo a la cárcel. Los hermanos pronto tendrán su chance de reconectar y finalmente comprender que no son culpables de todo.






"Vittorio D" de Thomas Vinterberg y Annarosa Morri – Italia

¿Qué permanece vigente del cine de Vittorio De Sica hoy? ¿En qué medida sus películas son todavía ejemplos fundamentales para aquellas personas que, alrededor del planeta, desean dedicarse al cine? No es casual que una obra maestra como Ladrones de bicicletas se haya transformado en un arquetipo y sea imitada y homenajeada por cineastas de todas partes del mundo. Tampoco es casual que, prácticamente en todas las escuelas de cine, el trabajo de De Sica sea un tópico esencial de enseñanza. Tras las huellas de ese realizador tan mítico como humano, figura principal del neorrealismo, la pareja de realizadores Morri y Canale (de quien el Festival este año exhibe también Marco Ferreri, il regista che venne dal futuro, su retrato de otro nombre protagónico del cine italiano) compone una película coral y asombrosamente expansiva en la que el pasado y el presente se vuelven uno, al reflexionar sobre aquellos interrogantes que se esconden detrás de todo gran artista.


"Guest" de José Luís Guerín– España

Un cineasta que cambia el gesto. Se echa la cámara a la espalda, viaja por el mundo durante un año, se adentra en territorios desconocidos, rinde tributo a los pioneros tomavistas. Un cineasta, José Luis Guerín, que quiso hablar de las retóricas del cine y acabó haciendo un cine sobre la retórica, tomado por la palabra. Guest es una película marcada por la inflexión y el desdoblamiento, una película que suena a veces como un jazz, a veces como un texto bíblico, a veces como un diario de bitácora. Una exploración del hombre (y sus esperanzas) en unos tiempos diezmados, esperando el diluvio. El pretexto eran los festivales de cine, a todo aquel donde el autor español era invitado a presentar En la ciudad de Sylvia, pero el texto acabó siendo bien otro. En Venecia, en México D. F., en La Habana, en San Pablo, en Hong Kong, en Nueva York, en Cartagena de Indias… el cineasta, como un Sullivan contemporáneo (en su hatillo, la predisposición al encuentro), huye de las insoportables levedades de la industria para capturar el perfume de las calles y el latido popular de sus gentes. De aquellas imágenes, en significativo blanco y negro, emerge algo parecido a un retablo de El Bosco en perpetuo movimiento, con sus figuras grotescas, desdentados y charlatanes, con sus iluminados y condenados, máscaras de la desesperación atrapadas con pulso impresionista, como si fueran apuntes del natural. A partir de 150 horas de "registros", Guerín construye en esbozo el testimonio de su peregrinaje, un artefacto fílmico tan viejo como el cine y al mismo tiempo tan rabiosamente contemporáneo. Los cineastas de la intimidad Jonas Mekas y Chantal Akerman, acreedores de la imagen espontánea, desfilan frente a la cámara de Guerín como los hijos espirituales de Lumière y los padres adoptivos de la película. Un testimonio crudo, abigarrado, conmovedor, hecho de retratos y de intuiciones, del ser humano y su lugar en el mundo.


"Outrage" / Autoreiji / Atrocidad de Takeshi Kitano - Japón

Todos conocemos a Takeshi Kitano. Hace tiempo que no sobrevuela las heladas aguas del cálculo yakuza, pero ha decidido una nueva –¿o última?– zambullida. El nombre es Outrage y trata de una serie de venganzas en la estructura mafiosa, de cambios de poder, de construcción de influencias. A imagen y semejanza del universo de las altas finanzas –otra especie de mafia–, estos gángsters tratan de encontrar su conveniencia económica sin hacer caso del viejo código de lealtades. En ese sentido, Otomo (Kitano) es un dinosaurio, un hombre de otra época que todavía se maneja con los viejos códigos y su arma no es sólo la violencia –que ejerce en la medida justa– sino también la astucia del jugador de ajedrez. Es cierto que hay momentos hilarantes (la manera en que introduce a uno de los suyos en el burdel de un rival al principio del film, sin ir más lejos, o la compra directa de una embajada de un país insignificante para transformarla en casino); es cierto, a su vez, que, fiel a sí mismo como realizador, aparecen secuencias melancólicas. Sin embargo, predomina una frialdad notable, una especie de despedida respecto de un universo que ya no es el submundo donde las pasiones humanas encontraban su modo de representación, sino apenas lo mismo que la gran empresa, salvo que con venganzas un poco más sangrientas. El crimen organizado tiene, con otras actividades económicas, apenas una diferencia de grado. Kitano sigue siendo inventivo a la hora de encontrar soluciones formales y en la escritura del intrincado guión, que de todos modos se vuelve diáfano con el correr del film. Pero el tono es novedoso: el humor negro ya no causa gracia, sino que es principalmente patético (ver cierta guarnición de dedos humanos en cierto plato de cierto restaurante). Y lo cotidiano sigue allí, como una pintura ya no indiferente del drama criminal sino impotente ante él. La muerte de los honorables, de todos modos, sigue siendo triste. Casi, casi, una elegía.






"Poetry" / Shi / Poesía de Lee Changdong - Corea del Sur

La quinta película de Lee Changdong excede el significado unívoco de su título. No se trata solamente de un film sobre poesía o incluso de un film poético, sino de una meditación precisa y filosófica sobre cómo el lenguaje define la identidad humana. Sin duda, este escritor devenido en cineasta es uno de los grandes narradores del cine contemporáneo, y aquí es capaz de articular un momento dramático en la vida de su personaje central con otras circunstancias no menos dolorosas y algún instante de soberana libertad tras un admirable aprendizaje. Aquí, la protagonista es una mujer llamada Mija, que a los 66 años debe lidiar, entre otras cosas, con el inicio de su Alzheimer. Las primeras palabras que afecta el olvido no son gratuitas y sugieren, incluso, una perspectiva política. Mientras su hija vive en Seúl, su nieto permanece bajo su custodia. La vida adolescente en Corea no es una excepción a la del resto del mundo: indiferencia total, violencia gratuita y desesperación muda. Habrá un hecho desgraciado, anunciado desde el inicio a través de un plano perfecto, que tal vez involucre a su nieto. La situación financiera de Mija, por otra parte, no es la ideal, y es por eso que cada tanto trabaja como ayudante de un discapacitado de su edad, lo que no le impide asistir a un taller literario orientado a la poesía. En algún momento, el poeta y profesor dirá: "Para escribir poesía hay que ver bien", una indicación válida también para hacer (y ver) cine. Y es precisamente aquí donde la lección de Lee es magistral. En Poetry no se leerán poemas de Whitman o Basho, y la didáctica explícita para componer un poema flirtea con lo humorístico (y ridículo). Es que aquí lo poético no se dice sino se muestra; surge literalmente de los planos del film, planos que devienen en versos. Es lógico que Lee renuncie a la música, pues interrumpiría la métrica sonora de sus imágenes. El sonido de un río, la mirada de un fantasma y una poesía en su nombre bastan para justificar un festival de cine.






"Tournée" / On Tour / La gira de Mathieu Amalric - Francia

Hay películas que son para gozar, que demuestran que generar el goce es todo un arte: difícil, el más difícil de todos. Tournée pertenece a tan augusta raza. Por un lado, es un documental: la gira de artistas del New Burlesque, señoras y señoritas –y algún señor– que hacen un tipo de striptease creativo, político, genial. Estas señoras son estadounidenses; las representa –y aquí viene la ficción– un ex productor de TV caído en desgracia que las lleva de gira por Francia, con la esperanza de ingresar triunfal en París, como un Napoleón del show business. Pero sus intentos parecen fracasar. El productor es Amalric, actor y director y creador del film, en plan Cassavetes, aunque no lo imita sino que construye un personaje "a la manera de". Hay humor, sexo, música, ternura. Hay, sobre todo, asombro: vean a la desnudista que infla un globo gigante que la traga; vean a la "stripteasera más tímida del mundo", la que nunca, jamás, muestra sus tetas. Vean a la genial, hiperbólica Mimi le Meaux transformando en arte mayor el viejo baile de los abanicos. Si el drama –jamás la tragedia– se apodera por momentos de la puesta en escena es porque la vida no es solo diversión; porque la diversión es lo que le da sentido final a la vida y sus dramas. Algunas de las mejores escenas de este Festival están compiladas en este film realizado con, por y para el placer. Es imposible perderse el vuelo de estas águilas guerreras que transforman el viejo artificio del erotismo para la excitación primaria en un acto de provocación política, de alegría apta para todo público inteligente. La sabiduría de Amalric se ve, especialmente, en el lugar donde ubica las cámaras y en dejarlas actuar como son. Ni ficción ni documental, pues: sólo cine.






"Yo maté a mi madre" / J’ai tué ma mère / I Killed My Mother, de Xavier Dolan - Canadá

Como si Cassavetes se cruzara con Pixar, en Yo maté a mi madre hay una constante que surge volcánicamente en los conflictos de entrecasa: la de los decibeles subidos de un griterío familiar. Familiar tanto porque los protagonistas son una madre y su hijo, como por la capacidad de Dolan de universalizar un relato de clara raíz y leña autobiográficas. Dolan tensa su pasado personal hasta dejarlo a instantes de romperse; y es en ese punto cuando comienzan los malabares de Yo maté a mi madre que, con planos pensados casi de manera pictórica, describe el mundo un poco vacío y otro poco ignorado en que el hijo Hubert –mientras tiene sus primeras relaciones homosexuales y batalla por irse de la casa– fantasea con el homicidio de mamá Chantale. ¿Suena a melodrama Hallmark? Ni por asomo, no se confundan: Dolan crea puentes y puntos (de los suspensivos y de los de sutura) que establecen vías de comunicación, de circulación entre esa efervescente violencia doméstica y el pasado feliz de madre e hijo. "Solíamos ser mejores amigos", dice ella (si tuviéramos que describirla, un pichón de villana de Disney pero con más desatención que maldad medieval). Él también dice eso, sólo que en otro momento y lejos de mamá. Lo triste, lo humano, lo fatalmente cinematográfico termina siendo la forma en que Dolan entreteje aquellas redes o telarañas afectivas, para mostrar ciertos conflictos que evidencian que un pasado y un amor en común no hacen nada fácil, y mucho menos nada natural, las relaciones filiales. Y que, a veces, gritar lo primero que nos viene a la cabeza, y hasta odiarse de manera sincera, instintiva, imbécil, puede ser una de las formas más hermosas de quererse. O de hacer cine.





"Les Amours Imaginaires" / Heartbeats / Los amores imaginarios de Xavier Dolan - Canadá

Si cuando apareció Yo maté a mi madre la noticia era que su director tenía tan sólo 19 años, ahora la revelación es que Xavier Dolan, el joven detrás y delante de la cámara, tiene además un mundo propio para exponer, una idea cinematográfica clara, particular. Para empezar a descubrir los elementos que componen su universo, se puede partir de una idea ciertamente caprichosa pero también pertinente: Francis, Marie y Nicolas, los personajes protagonistas de Les Amours imaginaires, podrían ilustrar la tapa de algún posible disco de The Smiths. El corte de pelo à la Morrissey de su Francis (el mismo Dolan), el cuidado gesto vintage de la elegante Marie y la androginia histérica del apolíneo Nicolas proponen un marco estético bien definido, reconocible. La película presenta una historia cercada en cierto sector de la juventud canadiense, un puñado de jóvenes ilustrados, modernos, representados por el trío protagonista, tres adolescentes sometidos a un triángulo pasional en el que se manifiesta, además de la posible búsqueda de una identidad sexual, la exposición de un galanteo que hace avanzar el relato a golpes de gracia y artificio. Una afectación consciente que los personajes transmiten en cada gesto, y que la película refuerza con sorprendente agudeza: ralentis extremos, encuadres estilizados, canciones que se repiten, efectos de luz y color son algunos de los recursos a los que Xavier Dolan echa mano para contener a sus personajes –hermosos, libres, conscientes y orgullosos de su patetismo y su melancolía– en ese universo de juventud en el que las ilusiones nunca se extinguen, a pesar de los antojos vagos del corazón.






"Hahaha" de Hong Sang-soo – Corea del Sur

El ritmo de producción de Hong Sang-soo se acelera y este año presentó una película en Cannes (ésta) y una en Venecia (Oki's Movie, que también se exhibe en Mar del Plata). Los críticos dicen que la otra es mejor, pero en ese juicio hay un doble error de concepto. Hong –uno de los grandes cineastas de la última década– no hace películas malas y sus once películas son en realidad una sola, la misma, una eterna y siempre renovada exploración de las relaciones afectivas entre hombres y mujeres. Sin embargo aquí hay novedades, lo que le confiere a Hahaha un interés adicional. Es una comedia de enredos y también la película más luminosa del director, la más optimista, la primera en la que aparece una madre, la primera en la que una de las historias de amor alcanza un (momentáneo) desenlace feliz. Dos amigos se cuentan en un bar sus últimas aventuras sin advertir que sus relatos se entrecruzan e incluyen a los mismos personajes. Una situación ideal para que el realizador multiplique la habitual cadena de situaciones duplicadas, en espejo, que giran en torno al eterno misterio de la atracción, la incomunicación y la desconfianza entre los sexos (y, más secretamente, a la comida). Hong acaba de cumplir cincuenta y sus personajes ya son notoriamente más jóvenes que él. Tal vez por eso los empieza a mirar desde cierta distancia, pero también con cierta indulgencia, hasta con cierta nostalgia. Filmada en Tongyeong –cuyas espléndidas locaciones permiten ver el mar en casi todas las escenas– con una elegancia superlativa, Hahaha es la película de verano de Hong Sang-soo y tal vez el comienzo de su etapa de madurez como cineasta. En todo caso, Hahaha y Oki's Movie (más opaca, más compleja) son el perfecto programa doble para una tarde marplatense.






"Oki’s Movie" / Ok hui ui yeonghwa / La película de Oki de Hong Sang-soo - Corea del Sur

Acaso Oki's Movie sea la más compleja exploración de un mundo que, para todos los que hemos seguido la obra de Hong Sang-soo desde sus comienzos, resulta bastante familiar: historias de amores cruzados, engaños, mentiras y copiosas cantidades de alcohol entre hombres y mujeres. Más cerca de Eric Rohmer que de Woody Allen –y con un toque, si se quiere, "coreano", que lo hace muy particular–, el cine de Hong es una larga y única película-río que avanza con destino incierto. En Oki's Movie no es una, sino cuatro películas, armadas como cortos con separadores entre sí. Si bien Hong tiende a desdoblar historias y jugar con paralelismos, aquí va un paso más allá. No sólo por la cantidad de "cuentos" sino por la manera y la forma en la que están contados. Las cuatro historias no respetan el orden cronológico –la primera bien podría ser la última, por ejemplo–, pero tienen a casi todos los mismos personajes. Hay dos cineastas –uno más joven y otro mayor– interesados por la misma chica. Y ella sale con ambos, pero de maneras que se descubren de a poco, comenzando por un fuerte dato inicial: que, al menos con uno de ellos, todo ha terminado mal. Así, el film sigue el recorrido de charlas, bares y sexo, todo ello regado con el alcohol y el zoom tan propios del director de Turning Gate, hasta llegar a una última historia (seguramente entre los mejores 20 minutos de la carrera de Hong) donde no sólo se mueve el punto de vista de lo contado hasta entonces, sino que hasta la propia entidad de lo que hemos visto entra en disputa. Y el cine, otra vez, será el principio y el final de todas las cosas. "No importa lo que contás, importa cómo lo contás", dice un personaje al comienzo del film. Y la película y Hong lo prueban. Otra vez más.






"Red Shirley" / Shirley roja de Lou Reed – Estados Unidos

"En la víspera del cumpleaños número 100 de su prima Shirley, Lou se sentó a su lado para un têteà- tête". Con esa inscripción comienza un retrato íntimo en el que Lou Reed ayuda a su prima a recorrer su historia, desde la Polonia de la Primera y Segunda Guerra Mundial, hasta su trabajo como costurera sindicada en Nueva York, donde vivió los últimos 70 años. En contraste con las imágenes, la musicalización del Metal Machine Trio, la banda de Reed, quien aquí debuta en la realización.




1 comentarios:

Izabella Nowotka dijo...

Super artykuł. Pozdrawiam serdecznie.

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